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"Nahuel y el libro mágico", una "experiencia única" que siempre fue pensada para la gran pantalla

"Hay una sensación de alivio", aseguró el director Germán Acuña en conversación con SuperGeek respecto al "largo camino" de la película animada chilena para llegar a los cines.

Ha sido un largo viaje, una "maratón" llena de obstáculos a superar y con una era pandémica que ralentizó el proceso cuando se estaba en las etapas finales del proyecto, pero el equipo liderado por el director Germán Acuña se adaptó a los nuevos tiempos para completar los últimos procesos de posproducción y liberar al mundo "Nahuel y el libro mágico".

El largometraje animado chileno ha recibido aplausos y varios premios en el circuito de festivales, destacando su presentación como parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy en 2020, la mayor cita que tiene la animación a nivel mundial y el segundo certamen más grande de Francia después de Cannes.

El positivo ruido generado por la mágica aventura del niño chilote llevó a que existiera un altísimo interés de la audiencia chilena por ver esta animación, ojalá en la pantalla grande, pero el estreno no llegaba.

Aunque el debut en los cines de Chile fue elusivo, la espera terminará este jueves 20 de enero. La meta siempre fue presentarse ante el mayor público posible en salas físicas y se consiguió.

"Es una película que está hecha para el cine", aseguró Acuña, explicando que "desde su formato, el detalle del arte, el audio, la mezcla de audio, está todo pensado para ser una experiencia vista en la pantalla grande. Trabajamos desde el primer día con el objetivo de que la calidad de la película fuese sostenible en una sala de cine. Está todo pensado como una experiencia cinematográfica".

En una nueva conversación con SuperGeek, el cineasta reconoció que "fue un largo camino" y que existe alta expectativa y "muchas ansias" ante la recepción que tendrá, pero también hay "una sensación de alivio" luego de años de producción y de búsqueda de alternativas para que pudiera llegar a la mayor cantidad de pantallas posibles.

"Hay mucha alegría de que la película va a llegar a gran parte de Chile en las diferentes salas de cine", admitió. En su debut, estará disponible en 73 salas a lo largo del país, siendo distribuida por Cinecolor Films.

"Mientras más localista sea tu propuesta, más atractiva será para el mundo"

En la historia, un hijo de pescador que le teme al mar encuentra la solución a su problema en un libro mágico, "El Levisterio", pero esta reliquia lo pone en la mira de un malévolo kalku (brujo de magia negra, en mapudungun). Aquel será el inicio de una aventura que combina elementos de la mitología chilota y la cultura indígena en un mágico archipiélago.

"Le habla a un público amplio, tiene temas que son universales. Si bien tiene todos estos elementos localistas, de nuestra cultura, de la influencia de Chiloé, es una película que puede verse en cualquier parte del mundo y cualquier niño o persona la entenderá, porque las temáticas son universales", señaló Acuña respecto a su ópera prima.

"Soy de la idea de que mientras más localista sea tu propuesta, más atractiva va a ser para el público internacional".

Esto último es un valor para el cineasta, ya que "estamos en un momento de la historia en la que existe una especie de saturación de contenidos. En las últimas décadas, el crecimiento exponencial en la creación de contenidos audiovisual, de cómic, de videojuegos, películas, series, es tan abrumador y los puntos comunes a veces son tan repetitivos, hay temáticas que son tan clichés…".

Acuña siente que hoy existe "un gran público" que es todo el mundo gracias a Internet, por lo que cuando las creaciones "empiezan a llevar ese ADN que es propio, que solamente tú como parte de ese punto geográfico y cultural del mundo puedes ofrecer al resto, cuando tienes esos elementos es cuando realmente se hacen interesantes".

Dentro de "todo este envoltorio de aventura, de fantasía y de mitología chilota", hay un relato de superación de miedos y, al mismo tiempo, es la historia de la relación entre un padre y un hijo.

"Esa es una figura que no está muy retratada, en general, en las películas que apuntan hacia un público más infantil o familiar o adolescente", comentó el realizador, asegurando que se busca desafiar de ciertos roles preestablecidos, especialmente en la sociedad latinoamericana, donde "el padre tiene que cumplir el rol de ser un poco más severo, de ser el que provee, y la madre es la que tiene toda la responsabilidad de la parte emocional". Por ello, "es interesante que una película juegue con esos contenidos y que arme una historia en relación a eso, de cómo un padre solo tiene que enfrentar estos desafíos de la parte emocional con su hijo".

"Las comparaciones con Ghibli se sienten como un piropo, vienen de una forma orgánica"

El salto natural de la cotidianidad a la fantasía y el elemento emocional en la historia ha llevado a que no pocos hablen de la influencia del Studio Ghibli en la producción. A Acuña no le molesta la comparación y él mismo siente que "Nahuel" es más cercana al estudio fundado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata que a Disney.

"Claramente, Ghibli es un tremendo referente, no sólo para mí, sino que para gran parte del equipo que trabajó en la película, pero no había un objetivo decretado de que queremos hacer una película parecida a Ghibli. Nunca fue el caso", aclaró el realizador.

Las comparaciones se dan por diferentes razones, partiendo todo por "una decisión técnica del estilo de animación que utilizamos, una animación limitada, que es como la animación de Japón, que nace de la mano de grandes maestros como Osamu Tezuka (el 'dios del manga' y creador de obras como 'Astro Boy' y 'La princesa caballero'), que tiene que ver con la síntesis del movimiento, y que finalmente tiene que ver también con un modelo de producción más económico que el estadounidense".

Otro motivo es "la visión más contemplativa de las cosas" que existe en la animación japonesa, con el ritmo del montaje de "Nahuel" teniendo ese elemento "más contemplativo".

"Nos damos el espacio de mostrar el ambiente, de mostrar los caminos rurales, el mar, la naturaleza, y eso tiene que ver con el tipo de historia que estamos contando, que tiene un elemento emocional y, por supuesto, también tiene que ver con que el lugar de inspiración, Chiloé, tenía que aparecer en la película. No tiene ningún sentido armar toda esta historia inspirada en Chiloé y no dejar los espacios parta que estos paisajes aparecieran", remarcó.

También influyen elementos comunes que existen entre Chiloé y Japón. "Chiloé es un archipiélago, son un montón de islas donde la gente vive principalmente de la pesca, la naturaleza es muy presente. Esas mismas características las vas a encontrar en Japón. Un archipiélago, un montón de islas, pueblos pequeños de pescadores, mucha naturaleza, nubes, pasto, árboles. Son elementos que, en el origen de la inspiración, hay un match y, por eso, después de todo el desarrollo artístico, esos elementos se expresan y generan esta comparativa".

Al final, reflexiona Acuña, "las comparaciones con Ghibli se sienten como un piropo, pero estoy tranquilo con eso porque sé que vienen de una forma orgánica".

Dentro de sus poco más de 90 minutos de metraje, al cineasta le cuesta definir cuál fue la secuencia más compleja de realizar para el equipo, ya que, en términos de animación, un momento muy sutil puede ser incluso más difícil de concretar que una escena de acción.

No tarda en definirse por el clímax de la película, que involucra cierto a personaje de la mitología chilota en una secuencia a gran escala.

"Ahí había secuencias de gran acción, muchos efectos, mucha agua, hay un tema de escala que también, hay momentos en que vemos personajes enormes, eso fue desafiante no solamente en animación, sino que también en desarrollo del arte, en la composición, los efectos, ahí hay algunos elementos que son 3D que están hechos para que parezcan 2D. Hay una complejidad que tiene que ver con la cantidad de diferentes ramas técnicas que están involucradas. No sólo la animación 2D, sino que los efectos de composición, el 3D, la música, etcétera. Tiene varias capas y eso lo hace más complejo", puntualizó.

Escrita por Acuña y Juan Pablo Sepúlveda, la película es coproducida por las compañías chilenas Carburadores -de la cual es socio junto a Sebastián Ruz- y Punkrobot (Historia de un Oso) junto con la brasileña Levante Films.

Aunque la producción como tal inició en 2012, Acuña y Sepúlveda comenzaron a escribir las primeras versiones del guion en 2012, por lo que ha pasado una década desde la idea original del proyecto que hoy verá la luz en la gran pantalla.

El estreno en cines es un sólo paso más de la aventura de "Nahuel" y Acuña anticipa que próximamente habrá importantes anuncios por entregar en lo que respecta a la llegada a más pantallas, esperando tener una presencia importante en otros territorios de Latinoamérica.

Hoy, la invitación es una sola.

"Vayan al cine, porque es una película que está pensada para el cine. El detalle del arte, la mezcla de sonido, todo está pensado para el cine y va a ser una experiencia única. No hay muchas otras películas que le permitan al público verse en la pantalla grande, reconocerse, ver sus lugares, escuchar su idioma, sentir su cultura y las historias que son nuestras. Es una oportunidad que es bastante especial. La invitación es que no dejen pasar esa oportunidad".

"Nahuel y el libro mágico" se estrena este jueves 20 de enero en los cines, a los cuales pueden ingresar con el pase de movilidad habilitado.