Huawei Pura 80: Éxito instantáneo en su tierra natal
La firma china vuelve a causar furor.
Desde su presentación oficial en Shenzhen, el Huawei Pura 80 se convirtió en una declaración de independencia tecnológica. La serie, compuesta por los modelos Pura 80, Pro, Pro+ y Ultra, debutó con HarmonyOS Next, dejando atrás cualquier rastro de Android y reafirmando el compromiso de Huawei con su ecosistema propio. El lanzamiento no solo marcó un hito técnico, sino también un gesto político frente a las restricciones impuestas por EE.UU.
El recibimiento en China fue explosivo. En menos de cinco horas, las reservas superaron las 65 mil unidades, y el modelo Ultra se agotó en tiendas físicas y online apenas dos días después de salir a la venta. La demanda fue tan alta que Huawei tuvo que garantizar una reposición inmediata, mientras en redes como Weibo se viralizaban imágenes de filas de entusiastas esperando su turno. La cámara periscópica dual del Ultra, con zoom óptico de hasta 9.4x, fue uno de los principales atractivos para los usuarios.
Más allá del hardware, el orgullo nacional jugó un rol clave. El uso de componentes fabricados íntegramente en suelo chino, como los sensores de cámara desarrollados junto a SmartSens, reforzó la narrativa de autosuficiencia tecnológica que Huawei ha impulsado. El chip Kirin 9020, aunque no oficialmente detallado, ha sido celebrado como un logro de la industria local, y su rendimiento mejorado en un 36% respecto al Pura 70 Pro+ resulta más que suficiente para convencer a los escépticos.
Huawei también capitalizó el momento con una estrategia de precios agresiva. El modelo base partió en 6.499 yuanes (unos 793 euros), mientras que el Ultra alcanzó los 9.999 yuanes (aprox. 1.391 dólares). A pesar de la inversión, los consumidores chinos respondieron con entusiasmo, impulsando a Huawei al segundo lugar en cuota de mercado nacional, solo detrás de Xiaomi.
Así las cosas, este Pura 80 no solo fue bien recibido sino que además fue celebrado, todo esto considerando un contexto de tensiones geopolíticas y desafíos tecnológicos. Y si el entusiasmo en China sirve de termómetro, el resto del mundo podría estar a punto de presenciar otro capítulo en el renacimiento de la marca.