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[Reseña] Space Jam A New Legacy: La locura queda corta

LeBron James y los Looney Tunes protagonizan esta nueva aventura.

Gracias a la reapertura de los cines producto de las modificaciones del plan “Paso a Paso”, por fin están debutando en la pantalla grande esperadas películas y una de ellas es Space Jam: A New Legacy, que ya pudimos verla en nuestro país solo una semana después de su estreno mundial.

En esta nueva aventura es la tecnología la que se torna la protagonista de todo, desde el argumento hasta la digitalización de los personajes animados, los queridos Looney Tunes, que conservan su estilo pese a verse más modernos de lo que acostumbraban ser o al menos como los vimos en la película de 1996.

Ha costado clasificar esta nueva aventura en su propia línea de tiempo ya que si bien podría decirse que es una secuela debido a que en la misma cinta se habla en un par de oportunidades de aquella protagonizada por Michael Jordan, no lo es tanto porque nada la amarra a esa misma, más que el básquetbol.

LeBron James está bien en su papel, no es un actor y se nota, pero tampoco es que lo haga muy mal. Además, por el tenor de la película no es que se necesite una súper actuación ni mucho menos, pero resiste bien la parte del peso de la historia que le toca. Aquí tiene que lidiar con los Looney Tunes y más fuertemente con su hijo, el detonante del conflicto.

La historia es fácil de entender y digerir, con un camino fácil de adivinar y un resultado por supuesto más que lógico, por lo que no hay mucho más que decir ahí. Sin embargo es en el apartado de los Looney Tunes donde aparecen las deudas más llamativas y que a la postre no hacen sentir que esta modernidad no le ha hecho tan bien a esos personajes.

Sí, porque tenemos que recordar que estos Looney Tunes se ganaron su fama gracias a las locuras que hacían y decían, a no quedarse en el simple prototipo de dibujo animado infantil y generalmente mostraban algo más. Ciertamente había personajes mejores que otros, pónganle polémicos si quieren, pero a fin de cuentas buenos en sus intenciones pese a que hicieran cosas cuestionables (y ni tanto) para conseguirlas.

Pero no podemos olvidar que hablamos de dibujos animados y que no son ellos los llamados a educar o ser la primera enseñanza de los niños y verlo o pensarlo así es traspasarle una responsabilidad que no tienen ni deberían tener, pues ahí todo termina por nublarse.

De eso justamente carece bastante Space Jam: A New Legacy, de la esencia de Bugs Bunny, Pato Lucas, Silvestre y los demás. Está ahí, claro, pero bien tapada, como pisando cáscaras de huevo para no molestar y no, así no eran los Looney Tunes que conocimos.

Y quizás sea por eso también que no tengan la popularidad de antes ni causen ese efecto hipnótico en los niños actuales, que no se ríen con las mismas cosas ni les parece tan gracioso que un coyote presente mil formas de equivocarse por capítulo.

Hay cosas interesantes, por cierto, que más tiene que ver con los regulares guiños que Bugs hace a la cultura pop en general aunque casi siempre ligados a las cuatro paredes de Warner Bros. Hay varias referencias a la primera Space Jam, también se aprovecha muy bien la propiedad de otras franquicias como DC, pero quizás hubiese sido pertinente alguna línea o chiste sobre la cultura de la cancelación, algo tan malamente de moda este tiempo y del que ni los propios Looney Tunes pudieron escapar, aunque claro, ese tipo de chistes más agrios corresponden más a Jakko, Wakko y Dot más que al llamado “conejo de la suerte”.

¿Es para verla? Claro que sí. Un sábado por la tarde con la familia frente al televisor para pasar un rato agradable pero sin esperanzas de volverse locos o comenzar un fanatismo por sus personajes. Un dato al cierre: en agosto se estrena en HBO Max.