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[Reseña] Gen V - Segunda temporada: El poder de la juventud

¡Ya vimos los ocho episodios! ¿La nueva generación logra superar a The Boys?

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Da gusto corroborar que un universo narrativo puede expandirse sin problemas con nuevas historias y personajes, permitiéndole crecer y trascender sin perder su esencia. En el caso de The Boys, con una sátira que actúa sin reparos y que jamás deja de ser absolutamente brutal y demencial.

Con Gen V se va un paso más allá, pues la sangre joven logra superar a sus mayores con un relato sobre el poder de la juventud y su crecimiento tanto interno como externo, cuando aún no tenemos claro hacia dónde vamos y ni podemos diferenciar claramente lo que está bien de lo que está mal. Aunque no logra distanciarse del todo de su serie original como para respirar con libertad, con su segunda temporada termina por justificar con creces su existencia.

La serie se desarrolla pocos meses después de los eventos de la cuarta temporada de The Boys, con EE.UU. adaptándose al puño de hierro de Homelander. Las clases vuelven a comenzar en la Universidad Godolkin y su nuevo director, Cipher (Hamish Linklater), implementa un radical programa de estudios que busca poner a las personas con poderes, o Supes, como la raza superior. Si los humanos se organizan, pueden vencer a los Supes y eso es algo que no pueden permitir.

Como la realidad es la que construyen aquellos que controlan los medios, Jordan (London Thor y Derek Luh) y Emma (Lizze Broadway) regresan al campus como héroes que fueron acusados injustamente, siendo celebrados al igual que Cate (Maddie Phillips) y Sam (Asa Germann) como "Guardianes de Godolkin". Y el objetivo del director Cipher es que Marie (Jaz Sinclair) se una a ellos, pues ella es la pieza clave de un plan que se remonta a los orígenes de este establecimiento educacional para jóvenes con poderes.

Esta segunda temporada inicia con un mensaje, "Para Chance", pues la historia no esquiva la trágica pérdida de Chance Perdomo, quien diera vida a Andre Anderson. El actor falleció en 2024 antes de iniciar el rodaje de este ciclo.

La serie que tiene a Michele Fazekas como directora creativa y productora ejecutiva aborda rápidamente su ausencia, siendo un elemento casi central que impulsa emocionalmente a los personajes, especialmente a su padre Polarity (Sean Patrick Thomas), y recuerda de forma constante los riesgos que conlleva este mundo: tener poderes no es precisamente una bendición y, en ocasiones, pueden ser la causa de nuestro mayor dolor.

Considerando que la serie se desarrolla casi en su totalidad dentro de los límites de la Universidad Godolkin, con algunos desvíos para mostrar en qué está el resto del mundo bajo el control autoritario de Homelander, las clases resultan en un aspecto central en el crecimiento de nuestros personajes. Tanto dentro como fuera de las aulas, los jóvenes van aprendiendo sobre sus poderes, a controlarlos, a sacar todo su potencial. Como si fueran un músculo más de nuestros cuerpos, estos deben ser entrenados y fortalecidos. La evolución de sus poderes refleja el propio crecimiento de nuestros protagonistas, superando sus propios traumas y trastornos o aceptando sus verdaderas identidades.

Si la primera temporada era sobre descubrir qué tipo de héroe ser, la segunda es acerca de la aceptación de nuestras diferencias que nos hacen ser únicos. Eso que te distingue es justamente tu mayor fortaleza, hasta el poder más bizarro puede ser valioso y hermoso.

Entre los estudiantes no hay verdaderos buenos ni malos. Acá tenemos jóvenes que aún tienen tiempo de enderezar su camino, de aprender de sus acciones, siendo los adultos de la historia los encargados de dar el empujón necesario, para bien o para mal.

Lizze Broadway como Emma Meyer es un verdadero faro que ilumina cada escena con energía y desplante, entregando el espíritu adolescente que debe predominar en una serie como Gen V, pero es Maddie Phillips como Cate Dunlap quien resulta en el verdadero corazón de esta segunda temporada con un viaje donde conoce la cima y también el fondo, representando de mejor forma el concepto central de este ciclo. Mientras que, entre las nuevas incorporaciones, Linklater resulta en un formidable antagonista que siempre pareciera dominar el tablero.

Lo menos sólido de la segunda temporada es la constante necesidad de recordar que esto es una historia que se desarrolla dentro de una narrativa mayor, porque todo llevará inevitablemente a la última temporada de The Boys. La sensación de que esto no es más que un puente entre la cuarta y la quinta temporada de la serie original solamente se solidifica con el final de su octavo episodio, tanto así que evita dejar cabos sueltos que puedan impactar al desenlace de "los muchachos".

Aunque tenga su obligatorio festín de perversiones y litros de sangre derramada, con algunos de los momentos más delirantes que haya entregado esta implacable sátira, Gen V justifica con creces su viaje. Nunca se desvía del camino y jamás pierde el interés, con el espectador comprometiéndose con estos jóvenes que, como en la vida misma, van creciendo en un mundo donde parecieran tener todo en contra.

Resistir es la consigna, con el poder de la juventud como mayor virtud.

La segunda temporada de Gen V se estrena este 17 de septiembre con sus primeros tres episodios, con nuevos capítulos cada miércoles hasta el 22 de octubre.

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