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[Análisis] moto edge 30 Pro: Motorola regresa a las grandes ligas

Probamos el nuevo gama alta de Motorola y esto nos pareció.

Dicen que todo lo bueno se hace esperar y esta frase le queda perfecto a Motorola que tras bastante tiempo (al menos en Chile) no presentaba un equipo de gama alta, uno realmente tope de línea y no esos que tenían algo de los flagship pero con la mayoría de gama media.

El moto edge 30 Pro sin duda es lo mejor que he probado de la marca quizás en los últimos tres o cuatro años y no porque solo me gusten los gama alta, nada que ver, sino que simplemente porque a este equipo Motorola le tiró todo lo que tiene. Si fuera un pastel, le puso manjar, chocolate, merengue y encima le tiró coco rallado y chispas de colores. Todo.

Porque hablamos del procesador para teléfonos Android más potente del momento, el Snapdragon 8 Gen 1 al que le suman 12GB de memoria RAM y 256GB de almacenamiento interno para no sufrir con ninguna, pero ninguna aplicación ni juego por más requerimientos que este solicite. La prueba la hice con siete apps muy demandantes y el equipo no tuvo problemas.

Tanta demanda, eso sí, eleva la temperatura del equipo más allá de lo normal pero tal como lo comentamos en la revisión del Galaxy S22+, esto no es culpa de la marca y más tiene que ver con Qualcomm y su procesador que se calienta más de lo debido. Claro que moto podría haber aportado con una disipación mayor, pero hay que comprender que eso significaría rehacer todo el concepto estético del teléfono.

Y este es un punto bien importante ya que el edge 30 Pro es un equipo estilizado, que se adapta muy bien a la mano y permite (casi) utilizarlo con una sola, algo que lamentablemente cuesta cada vez más. Su peso es bastante liviano y se complementa bien con el diseño, por lo que aquí Motorola también logró un equilibrio, harto decir pues la marca tiene un par de teléfonos bien anchos que dificultan su fácil manejo.

Ahora bien, donde nuevamente tiran toda la carne a la parrilla es en el apartado fotográfico donde se la juegan por dejar de lado esas apuestas de cámaras tipo ciento y tantos pixeles, que sabemos no son reales, para enfocarse en una principal de 50MP que entrega mejores resultados que aquellas que ofrecen el doble.

A eso hay que sumar un ultra gran angular también de 50MP y con ese combo se ahorran inmediatamente la cámara macro que tanto partido le ha sacado la marca. Aquí no es necesaria y quizás tampoco lo sea el sensor de profundidad de 2MP que incluye, pero está y bueno, cumple con su función.

Pero lo brutal viene en la cámara delantera donde Motorola pega fuerte con una de 60MP (sí, tal cual) que es tan buena como la principal y que apunta por fin a entregar selfies en verdadera alta resolución. Y ojo que esta no está para llamar la atención con su número, sino que verdaderamente entrega resultados que no encontrarán con otro teléfono. Por algo es la cámara delantera más potente del momento.

Esta cámara se aloja en la parte superior central de una impecable pantalla OLED de 6.7 pulgadas con resolución Full HD+, con impresionantes 144Hz de tasa de actualización, con compatibilidad de contenido HDR10+ y bordes no tan delgados pero igualmente finos que entregan una buena experiencia en el consumo de multimedia, complementándose con parlantes estéreo que entregan un buen sonido.

Terminamos con la batería y su carga, algo en donde nuevamente la marca patea la mesa ofreciendo carga rápida de 68W gracias a un cargador que sí se incluye en la caja y que permite sacarle partido a esta opción, porque de nada sirve que un equipo sea compatible con una carga de mayor velocidad si primero no entrego el cargador y segundo me cuesta encontrarlo, además de pagar harto por él. Y que la batería sea de 4.800 mAh no es ningún problema porque está bien trabajada por software para optimizar su autonomía y si no, en poco más de media hora el equipo queda a full con un cargador que además no nos va a soltar el enchufe, como otros.

Con todo, estamos ante sin duda alguna el mejor smartphone que Motorola ha lanzado el último tiempo y que, al menos en el período de prueba, nos entregó una experiencia redonda gracias a poner más de lo normal en prácticamente todos los puntos necesarios en un smartphone y termina cerrando el círculo con un precio que ni siquiera llega a los ochocientos mil pesos chilenos, el que puede ser incluso menor si buscan bien. Sí, es el teléfono gama alta más potente y económico del momento.