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[Reseña] "Gato con botas: el último deseo": Lo mejor de la franquicia desde "Shrek 2"

El regreso del temerario felino entrega nueva vida a un universo que se creía que no podía dar más, con DreamWorks Animation dando un salto gigantesco en su estilo de animación.

Nadie hubiera pensado que, a poco de finalizar este 2022, tendríamos la verdadera sorpresa cinematográfica del año con el regreso del "Gato con Botas" a la gran pantalla.

Es que, a esta altura, todos daban por muerta a la franquicia de "Shrek", siendo una serie de películas que se creía que ya no podía dar más. Y acá llega el intrépido felino con un spin-off que no solo demuestra que aún había vida en este universo, sino que también llega a renovarla tanto narrativa como visualmente.

Con "Gato con Botas: El último deseo" (Puss in Boots: The Last Wish) estamos ante la mejor película de la franquicia desde "Shrek 2" de 2004, siendo muy superior a la primera aventura en solitario de 2011 del pequeño gran héroe con el acento de Antonio Banderas.

En esta oportunidad, se nos presenta una película existencialista donde nuestro temerario protagonista descubre que ya ha perdido ocho de sus nueve vidas y que actualmente se encuentra viviendo la última. "Gato" se creía inmortal, legendario, que pensó que viviría por siempre, por lo que la cercanía de la muerte lo lleva a experimentar el miedo por primera vez. Ocultándose para evitar cualquier riesgo y sin ninguna motivación más que comer y dormir, ve una luz de esperanza al conocer sobre una estrella mágica que puede conceder un deseo.

Determinado a recuperar sus vidas perdidas, su viaje lo llevará a aliarse con "Kitty Patitas Suaves" (voz de Salma Hayek), con quien aún tiene asuntos pendientes, y un adorable can de terapia llamado simplemente "Perro" (Harvey Guillén) en una aventura donde chocarán con el "Gran Jack Horner" (John Mulaney), "Ricitos de oro" (Florence Pugh) y la familia criminal de los Tres Osos. Pero una amenaza más oscura sigue de cerca a "Gato", una que pondrá a prueba el valor de su mortalidad.

En el aspecto narrativo, la cinta encabezada por Joel Crawford (The Croods: A New Age) y codirigida por Januel Mercado saca provecho a su universo de cuentos de hadas dando nuevo significado a clásicos personajes y explorando temas que son poco tratados en las películas destinadas a toda la familia.

El miedo a la muerte y la ansiedad, constantes en la vida adulta, son centrales en esta aventura escrita por Paul Fisher, en base a una historia de Tommy Swerdlow y Tom Wheeler, donde la posibilidad de un deseo saca a la luz los sueños de los distintos personajes, muchos de los cuales ni siquiera saben, o no quieren ver, lo cerca que tienen aquello que desean.

En el caso de "Gato", experimentar la mortalidad por primera vez lo pone en un escenario completamente desconocido luego de haber desperdiciado completamente sus vidas anteriores. Solo la posibilidad de recuperarlas lo pone de pie, pero también lo hace dar cuenta de las verdaderas prioridades cuando solo tienes una vida para vivir.

Es ahí donde entra en escena un oscuro cazarrecompensas, "Lobo" (Wagner Moura), de amenazadora y potente presencia que logra quebrar completamente a "Gato", sacando a la luz su miedo por primera vez. Es el verdadero antagonista, uno que esconde más de lo que aparenta y se come la pantalla con cada aparición.

Con un humor que no cae en facilismos ni chistes simplones, además de tener la nostalgia justa por la franquicia -se presenta como una secuela de "Shrek para siempre"-, el mayor fuerte de esta aventura está en el aspecto visual, donde DreamWorks Animation da un salto gigantesco y sorprendente en su estilo de animación.

Dando un paso más allá de lo presentado en "Los Tipos Malos", la secuela, básicamente, se agarra del manual de "Spider-Man: Into the Spider-verse" y se distancia completamente del fotorrealismo para lanzarse en una experimentación estética que abraza la riqueza de la animación, donde todo se puede. Ángulos de cámara imposibles, un aspecto que da la impresioón de arte conceptual en movimiento, personajes dinámicos y una explosión de color hacen de esto una experiencia totalmente renovadora para una franquicia que jamás se había visto así.

Acá importa menos la cantidad de pelos de "Gato" y "Kitty" y se prioriza la espectacularidad artística, como un cuento de hadas en movimiento. Es animación digital, pero mientras menos se note, mejor.

Ya era hora que los animadores pudieran soltarse y dar cuenta de todo lo que se puede lograr con la animación. Estamos ante un triunfo visual y estético que, esperemos, sea la meta por superar con cada nueva entrega cinematográfica de DreamWorks. Si así se verá el futuro, no tendremos problemas con una posible "Shrek 5".

"Gato con botas: el último deseo" se estrenó este jueves 28 de diciembre en los cines de Chile y Latinoamérica.