[Reseña] "Resistencia": Una versión futurista de Vietnam
Disculpen la franqueza.
En un mundo donde se discute la regulación y aplicación de la inteligencia artificial en el día a día, Gareth Edwards llega a presentar un nuevo dilema ético de hombre versus máquina en "Resistencia" (The Creator).
Dirigida y coescrita por Edwards y Chris Weitz, ha sido fuertemente marqueteada como "del director de 'Rogue One'", decisión que predispone un poco la experiencia del visionado, ya que se genera, sin querer, una comparación automática entre obras.
Es el año 2065 y la humanidad ha logrado desarrollar las inteligencias artificiales (desde ahora IA, para acortar) a tal punto que existen los sintientes, droides hechos a imagen y semejanza de humanos que donan su imagen, registro de voz y simulación de sentimientos para la creación de robots que se encargan del área de servicio público, como policías o doctores, cuidadores o, simplemente, obreros en una sociedad que ha decidido dejar de lado los oficios y todo funciona como un engranaje relativamente perfecto… hasta que todo cambia cuando una bomba nuclear cae sobre Los Ángeles.
Un atentado terrorista sin precedentes (que se siente como un nuevo ataque a las Torres Gemelas, pero, esta vez, no por motivos religiosos) que hace desaparecer completamente la ciudad y provoca el baneo de las IA de Estados Unidos y una gran guerra entre dicho país y Nueva Asia, conglomerado de países asiáticos donde las IA son legales y conviven en armonía con la humanidad.
A grandes rasgos, es una versión futurista de Vietnam con referencias, guiños y tintes a "Apocalipsis ahora", "Terminator", "Blade Runner", "Akira", "Ghost in the Shell", "Inteligencia Artificial", "Distrito 9", "Ex Machina"... y podríamos seguir.
Gran parte del metraje de más de dos horas se centra en la interacción de los protagonistas: "Joshua", un exsoldado con amnesia, retirado de las fuerzas armadas luego de una fallida misión encubierta para ubicar a "Nirmata" -"El Creador" y líder de las IA- que le costó al amor de su vida "Maya" (Gemma Chan) junto a su hija nonata, quien es interpretado por John David Washington (BlacKkKlansman, Tenet); y la pequeña sintiente "Alphie", la talentosísima Madeleine Yuna Voyles, quien, vaticinamos, tendrá un gran futuro en la industria.
El contraste entre ambas interpretaciones es diametralmente grande. Washington presenta una actuación más bien plana y poco profunda a lo largo de la película, pero, por otro lado, Madeleine es capaz de desplegar y provocar un tremendo rango de emociones. Sin duda, lleva el peso del drama en su pequeña espalda.
También encontramos en pantalla a Allison Janney (Master of Sex, I Tonya) como la "Coronel Howell", encargada de arrastrar a "Joshua" al servicio activo para nuevamente infiltrarse en Nueva Asia y evitar que "Nirmata" despliegue otra vez una súper arma contra EE.UU.
En contraste, Ken Watanabe (Inception, Detective Pikachu) es el sintiente "Harun", más o menos la cara visible de la resistencia de las IA. El resto del reparto, francamente, pasa sin pena ni gloria. Eso sí, los animales sacan carcajadas.
Con un "escueto" presupuesto de 80 millones de dólares, muy por debajo de otras producciones estrenadas este año como "The Flash" (220 millones) o "Indiana Jones y el Dial del Destino" (300 millones), 20th Century Studios está detrás de una película visualmente muy bonita, pero que, en términos prácticos, no trae nada nuevo a la mesa de la ciencia ficción.
El argumento de la humanidad versus su creación siempre es interesante, pero las decisiones del guion no permiten que se tome el camino para que desarrolle correctamente.
Salta constantemente de un tema a otro sin concretar el anterior. Una revolución de tres actos que se siente forzada y sin ritmo.
Es sorprendente que, con un presupuesto tan acotado, hayan logrado realizar una cinematografía tan cuidada. Sin duda se debe a los años de trabajo de Edwards en efectos especiales, porque el diseño de producción, fotografía -a cargo de Greig Fraser y su asistente Oren Soffer-, animación y efectos especiales están absolutamente en sintonía.
Las locaciones escogidas a lo largo del globo que luego fueron tratadas en postproducción (la mayoría de los decorados son reales, se construyó muy poco) son bellísimas y son responsables de gran parte de la creación de ambientes y atmósferas musicalizadas por Hans Zimmer, quien no destaca de gran manera en esta entrega. No hay un motivo icónico como, por ejemplo, "Time" de "Inception" o "Cornfield Chase" de "Interestellar".
A modo de resumen: "Resistencia" es una película con buena dirección, guion flojo y fantásticas locaciones, muy entretenida para pasar el rato y muy, muy predecible.
Ojalá verla en la pantalla más grande posible para hacer justicia al trabajo de fotografía, diseño y efectos especiales.
"Resistencia" se estrenó este jueves y ya está disponible en los cines chilenos.