
"Que se sintiera realmente humano": Dando vida a la serie de El Eternauta
SuperGeek conversó con los directores de arte Maria Battaglia y Julián Romera sobre el desafío de adaptar la legendaria obra de Oesterheld y Solano López.
No es tarea fácil adaptar una historia tan emblemática y adelantada a su tiempo como lo es El Eternauta, y bien lo sabían Maria Battaglia y Julián Romera. Como directores de arte de la serie para Netflix, entendían el peso histórico del cómic que debutó en la revista Hora Cero el 4 de septiembre de 1957 y comprendían también el desafío único de dar vida a las viñetas de esa obra maestra de la narrativa gráfica latinoamericana.
Más importante aún, al adaptar la obra maestra escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López estaban trabajando en casa, en Argentina.
"Eso es el corazón fundamental de lo que hicimos", expresó Battaglia al conversar con SuperGeek sobre su trabajo en la serie de El Eternauta. "No nos interesaba que fuese una ciencia ficción perfecta, es una ciencia ficción sin ciencia casi".
La historia original sobre la nevada mortal en Buenos Aires, que es el anticipo de una invasión extraterrestre, está instalada en el inconsciente colectivo de todos los argentinos desde su publicación en los años '50, por lo que, al abordar su adaptación, Battaglia y Romera se plantearon la pregunta: "¿Cuál es el espíritu y el alma que queremos representar? Me parece que eso fue troncal".
No solo reflejar el espíritu de la obra, sino que también la misma ciudad de Buenos Aires, otro protagonista más, con su "multiplicidad de miradas" y lo que "es la ciudad para todos. ¿Cómo agregarle lo de la ciencia ficción sin perder la impronta que queríamos reflejar de nuestra idiosincrasia, de nuestras contradicciones? Todo tenía que estar un poco reflejado".
"Una de las premisas era ir a locación, ir a locación real"
Al ser una superproducción argentina hecha en casa para el gigante del streaming, muchas secuencias tuvieron la oportunidad de ser grabadas en locaciones reales de Buenos Aires. Hubo sets, como en toda producción de ficción, pero la prioridad era estar en la locación, reforzando a la ciudad como un personaje más de la historia.
"Una de las premisas era ir a locación, ir a locación real", destacó Battaglia, "porque nos daba no solo la textura de realidad, sino esta cosa incómoda de que la escalera es más angosta de lo que la cámara necesita para hacer el encuadre perfecto y eso nos daba una pátina más a la realidad".
Por supuesto, no todo podía realizarse en locaciones por las complejidades de la producción, como la nieve, efectos digitales, acción y seguridad de los propios actores, pero "la mayoría es locación, más locación que decorados".
Romera, quien también conversó con SuperGeek sobre su labor como director de arte de la serie, enfatizó en que grabar en locaciones "era el gran desafío", sin olvidar el norte que tenían con la adaptación escrita por Bruno Stagnaro (Okupas) junto a Ariel Staltari. "Esa era la base y, a partir de ahí, fue empezar a trabajar y empezar a bucear sobre las locaciones, los elementos a desarrollar. Siempre teníamos un anclaje en la historieta, siempre volvíamos".
El cómic posee una historia que transcurre en 1956, pero la serie protagonizada por Ricardo Darín traslada los sucesos a 2024, lo cual llevó a cambios importantes en las locaciones, como la casa en la que se encuentran sus protagonistas, pero también, al volver siempre a las viñetas, se fue riguroso en ciertos encuadres y en la recreación de ciertos paneles.
"La historieta, tal cual la escribió y dibujó Oesterheld y Solano, era nuestra columna vertebral todo el tiempo", subrayó Romera.
"En ningún otro lado se hubiese filmado como lo filmamos nosotros"
Gran parte del metraje de los primeros episodios tiene lugar en la casa de Favalli, el personaje de César Troncoso en la serie, la cual se tuvo que "subdividir" para el rodaje: la casa es una locación real, pero toda la planta en la que existía una interrelación con la nevada mortal era un decorado "porque ningún municipio nos permitía cortar la calle dos semanas y trabajar tirando nieve", reconoció Battaglia.
Ante ello, Romera hizo ver que grabar una producción audiovisual en un decorado resulta "más sencillo" al tener todas las comodidades para los actores y el equipo técnico, además de los muchos efectos digitales a incoporar, pero el ADN de la serie era "tener una pata agarrada a la realidad, era parte de nuestro manifiesto", porque "acá el cómic nos empujaba a la calle y a reconocer los lugares".
"Ese también fue un ADN que tuvo El Eternauta, de que creo que en ningún otro lado, o al menos en las grandes producciones, se hubiese filmado como lo filmamos nosotros", aseguró el director de arte.
La nevada mortal que cae sobre la ciudad de Buenos Aires también implicó un importante trabajo de estudio, pues no estamos tratando con una nieve común y corriente. Son copos mortíferos de origen desconocido.
"Fue un trabajo de investigación y de búsqueda de esta nieve específica que era la nieve de El Eternauta", explicó Romera, ya que "teníamos una nieve que es una nevada mortal, es una nieve que tampoco generaba agua, así que todos fuimos investigando y, a la medida que íbamos teniendo respuestas sobre eso, también nos hacíamos preguntas y nos dábamos la respuesta de cómo tenía que ser esta nieve".
"Un recuerdo pasa a ser un objeto valioso"
Otro enorme desafío de la adaptación estuvo en presentar la ciencia ficción de los 50 bajo la mirada moderna, pues, en aquellos años, "se tenía otra mirada sobre la ciencia y otra mirada sobre lo que pasaba en el más allá, en el cosmos que lo que tenemos hoy", señaló Battaglia.
¿La solución? Pensar la serie desde una mirada documental, "de cómo hoy sería una invasión de una especie sobre otra especie, ¿qué pasaría? ¿Cómo te coloniza hoy una especie? Y podemos pensar en miles de variables".
"Siempre la pata fue ser lo más realistas y lo más documentalistas y que se sintiera que podía pasar", expresó la directora de arte, donde nos lleváramos a preguntar "¿qué pasa si hoy me encuentro en el supermercado con un extraterrestre? ¿Cómo sería ver un extraterrestre hoy? Esa fue siempre nuestra premisa".
Estas preguntas también llevaron a soluciones ingeniosas en donde lo antiguo se vuelve valioso, como la misma obra que inspira su relato. Ahí tenemos el famoso traje que protege a Juan Salvo de los copos mortales, como un verdadero Robinson Crusoe saliendo a la aventura por ese mar blanco y peligroso, que es construido en base a objetos que nadie usaba. Un gamulán, una máscara olvidada en un sótano, alambres. Los recuerdos convertidos en elementos esenciales.
"Es la segunda oportunidad objetos que están en desuso", comentó Battaglia. "Favalli tiene la máscara tirada en su sótano. Es un recuerdo, no sirve para nada y, de repente, ese recuerdo pasa a ser un objeto valioso".
"¿Qué pasa cuando el mundo para y se convierte en otro mundo?"
La tarea de darle vida a El Eternauta no era fácil, pero, bajo la mirada de Stagnaro, que encabeza la adaptación, la serie "es una excusa para hablar de las relaciones humanas y de los personajes y de las contradicciones y de cómo reaccionamos ante estas cosas. "En realidad", reflexionaron los directores de arte, "nos habla de nosotros, no nos habla tanto de lo que viene de afuera, sino cómo reaccionamos nosotros ante un un evento de estas características".
"¿Qué pasa? ¿Qué pasa cuando el mundo para y se convierte en otro mundo? Esa es pues siempre nuestra búsqueda, ¿no? Que se sintiera realmente humano", sinceró Battaglia, dando en la esencia de la historia original.
Personas normales, humanos comunes y corrientes, enfrentados a una situación extraordinaria. Eso sigue muy vigente, hoy más que nunca.
La serie de El Eternauta se estrena este miércoles 30 de abril en Netflix.