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[Análisis] Fitbit Charge 4: Hace lo que tiene que hacer

La nueva versión de esta smartband suma interesantes y esperadas opciones.

Pensar en que una smartband en condiciones de confinamiento no sirve, ya es partir mal. Una porque reconocemos nuestra nula intención de ejercitarnos un poco y dos, porque derechamente sería desaprovechar varias de las prestaciones que nos entrega la nueva versión de la Fitbit Charge, a estas alturas un clásico en su línea.

Iniciamos hablando sobre su diseño, que mantiene lo que ya venía entregando en los modelos anteriores, teniendo como principal característica su comodidad y el tamaño. Eso sí, para algunos más exigentes puede resultar básico pero es ideal para quienes no quieren “sentir” el peso de un smartwatch, sobre todo a la hora de dormir.

La cantidad de ejercicios sobrepasa los veinte y como complemento a ello da la opción de manejar nuestra cuenta de Spotify, lo que sin duda es un plus. Y hablando de razones por qué inclinarse por una Charge 4, nos topamos con la adición de GPS, una de las funciones más esperadas para este dispositivo porque nos entrega no solo la geolocalización sino que nos da la opción de siete modos de utilización. Completísimo.

Por razones obvias, la prestación más probada fue la de monitorización del sueño y entrega una buena reseña de lo dormido. Para esto suma la frecuencia cardíaca, el tiempo que estamos despiertos y cuando estamos más inquietos, todo eso queda plasmado en las distintas etapas del sueño y sirve para tener una idea real de descanso que luego podemos complementarlo con algún cambio de hábito que esté afectando nuestra recarga de energía.

La customización del aparato también es destacable pues a primera instancia (y seguro para alguien que no conocía estas Fitbit) se tiende a pensar que es más bien limitada, pero no. Entrega la opción de cambiar la carátula del reloj a través de la aplicación en el teléfono y también podemos personalizar todo lo que muestre su pequeña pantalla, por lo que la personalización es realmente efectiva.

Este producto es altamente recomendable para quienes quieren datos precisos, rápidos y fáciles de encontrar sin los distractores de un smartwatch. Por cortesía del COVID-19 quedamos al debe con la revisión usando el GPS arriba de la bicicleta, pero apenas tengamos la oportunidad volveremos con un ampliado de eso pues la función de mapa de calor y la de zona activa son las que más nos llama la atención. Ya está en el mercado nacional desde los 139.990 pesos.

Lo bueno

El tamaño, su ligero peso y la autonomía, que en nuestro caso superó los siete días corridos.

Lo malo

Su diseño más bien básico, carente de diferencias notorias con su antecesora.