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Hell in a Cell: Cody Rhodes salvó un evento que iba directo al olvido

La pesadilla americana mostró su entereza en el ring.

Muy lejos de los eventos de antaño donde Hell in a Cell realmente era una jaula infernal, este domingo la WWE llevó a cabo un nuevo PPV que se realizó en el Allstate Arena de Illinois y que tenía como gran protagonista, se supone, al armatoste de fierro en donde dos luchadores debían encerrarse hasta que uno fuera el vencedor.

Y si bien sabíamos que era muy poco probable llegar a los límites que tuvo aquella mítica lucha entre el Undertaker y Mankind en 1998 cuando el Enterrador lanzó desde el techo de la celda al personaje de Mick Foley, de igual manera Cody Rhodes y Seth Rollins se las arreglaron (sobre todo el primero) para salvar una noche para el olvido.

Esto principalmente porque Rhodes estaba muy lesionado al punto de estar en duda para el combate estelar de esta noche. La lesión era evidente y con algo más de actuación, prácticamente luchó con un solo brazo, demostrando el profesionalismo y respeto por el público del que siempre ha hecho gala.

Pero antes de eso, algunas luchas para amenizar: Una triple amenaza por el campeonato femenino de RAW que enfrentó a Asuka con Becky Lynch y la campeona Bianca Belair que terminó con retención para esta última al lograr el conteo sobre la japonesa tras recibir castigo de Lynch.

El segundo turno fue para la lucha en desventaja entre MVP y Omos vs. Bobby Lashley en donde All Mighty tenía la misión de cobrar venganza sobre MVP tras su traición, la que pudo cumplir tras un par de lanzas sobre su enemigo y también sobre Omos.

Luego apareció Kevin Owens quien quería lograr de una vez por todas que Ezequiel reconozca que es Elias, algo que no logró pero al menos pudo llevarse el triunfo utilizando sus dos mejores movimientos. Nunca estuvo en duda su victoria pese a los buenos momentos de Ezequiel, pero claro, el canadiense está a otra altura.

Uno de los duelos más atractivos de la noche era el de Judgment Day (Edge, Rhea Ripley y Damian Priest) versus AJ Styles, Liv Morgan y Finn Bálor y si bien no defraudó, no será algo que uno vaya a recordar por mucho tiempo. Quedó muy bien parada Liv Morgan quien se ve cada vez mejor en el ring y seguro con el correr de las semanas podrán generar una mayor historia para el siguiente evento de la empresa. Venció con algo de facilidad Judgment Day.

Tras esta lucha vinieron dos más de relleno: primero Madcap Moss cobró venganza sobre Happy Corbin en una lucha sin descalificación con lo que seguro extenderán el feudo y luego Austin Theory defendió su campeonato de Estados Unidos ante Mustafa Ali quien no pudo arrebatarle el cinturón.

Y volvemos al evento principal donde inmediatamente llamó la atención la lesión de Rhodes quien al sacarse su chaqueta dejó en evidencia lo que horas antes había corrido como rumor en redes sociales y que luego la WWE confirmó en un comunicado: Cody se había desgarrado el pectoral el lunes tras cruzar golpes con Rollins y luego un día antes del evento se agravó levantando pesas.

No, no era maquillaje ni nada parecido. Lo de Rhodes dejó helados a todos pues la lesión se notaba hasta con la luz apagada. Pero eso no fue impedimento para que, de manera irresponsable o no, se presentara al evento principal y más encima lograra imponerse nuevamente a Seth Rollins.

Justamente, lo de Rollins es sencillamente espectacular; soportar tres derrotas consecutivas en eventos PPV comenzando por Wrestlemania para cimentar el camino a la gloria de Rhodes es digno de aplaudir. Además, vendiendo caras sus derrotas, dando lo mejor de sí por el espectáculo.

Por eso, Cody no podía fallar e hizo exactamente lo mismo, dejó la lesión de lado, luchó prácticamente con un brazo durante casi media hora y acabó con el feudo sellando el 3x0 que permitió dos cosas: primero, irse en el tope de su fama a un largo período de recuperación y segundo, evitar que un evento del montón se hundiera en lo más profundo del olvido.