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[Reseña] "El Viaje de Chihiro" sigue sorprendiendo a 20 años de su estreno

El ciclo Ghibli Fest de Cinemark continúa con esta obra maestra de Hayao Miyazaki, que debe ser vista en la gran pantalla.

La magia estuvo desde el primer instante en el que uno entra a la sala, cuando la voz de Yumi Kimura nos envuelve y las imágenes de la obra maestra de Hayao Miyazaki acompañan la previa a la función.

Han pasado más de dos décadas desde que el cofundador de Studio Ghibli presentará al mundo "El Viaje de Chihiro" (Sen to Chihiro no Kamikakushi) y pareciera que no pasaran los años por esta maravillosa aventura animada.

La oportunidad que entrega el ciclo "Ghibli Fest", de Cinemark en colaboración con la distribuidora Cinetopia, es única. No son pocos los que nunca pudieron ver en una gran pantalla la historia de esta joven heroína lanzada a un extraño y fascinante mundo. No importa cuántas veces la hayan visto en sus casas o en cualquier formato. Nada se compara a verla en una sala de cine llena.

Es otro sentimiento, para salir con el corazón lleno, donde todos comparten el entusiasmo y el respeto por la obra de Miyazaki y Ghibli, que tiene una increíble llegada con la audiencia chilena.

Tan solo ver a "Sin Rostro" entrando a la sala junto a una "Chihiro", además de otros reconocidos personajes creados por Hayao, como "Howl Pendragon", da cuenta de un cariño no solo por la película que nos convoca, sino que por todas las creaciones del director y animador japonés y del estudio que cofundó.

Tantos años después, "Chihiro" sigue inspirando y fascinando con su viaje, tanto a espectadores como creadores. Fue toda una sorpresa ver en la primera función a Germán Acuña, director del aplaudido largometraje animado "Nahuel y el libro mágico" (que hoy pueden encontrar en Disney+). El cineasta no esconde la inspiración de la obra de Miyazaki en su trabajo y hasta tuvo la suerte de poder compartir en persona con el legendario animador, cumpliendo un sueño. Que él hubiera sido quien presentara "El Viaje de Chihiro" fue perfecto. El alumno presentando al maestro, que no deja de inspirar a infinidad de creadores.

Al apagarse las luces y ver el inconfundible logo de Ghibli con su mascota "Totoro", entramos de inmediato en el trance de la aventura al envolvernos las inconfundibles melodías de Joe Hisaishi. "Chihiro" en la parte trasera de su auto lamentando que su primer ramo de flores sea uno de despedida, mientras su padre confunde el camino y llegan hasta el túnel que los llevará hasta este mundo donde el bien y el mal conviven.

En ese momento, no importa cuántas veces hayan visto la película o se sepan las secuencias y diálogos de memoria. Verla por primera vez en cines es una experiencia completamente nueva.

Desde las envolventes melodías de Hisaishi a los fondos que se mueven dependiendo de la visión y posición de los personajes, los pequeños detalles que pudieron pasar desapercibidos en una pantalla de televisión, y la riqueza de los colores y del mundo que rodea a la casa de baños para los espíritus. Es fascinante.

Eso sí, nada supera el ver el detallado rostro de "Yubaba" (y "Zeniba") en la gigantesca pantalla. Sus arrugas, sus rasgos, su pelo, maquillaje y adornos. Es como si cada detalle de su imagen tuviera vida propia y los animadores se preocuparon de que todo destacara al verse en una sala de cine. Nada queda al azar. El trabajo de voz de Mari Natsuki, con los cambios de ánimo y personalidad de un momento a otro, elevan aún más a aquel brillante personaje.

Lo que hace imperecedero al viaje de "Chihiro", tanto físico como interior, es lo universal de su historia. Por muy local que sea la inspiración y ambientación de la historia, sus mensajes y personajes hablan en todos los idiomas, llegan a todos, sin importar la edad que tengas y dónde habites.

Por eso sigue sorprendiendo a más de 20 años de su estreno, tiempo en el que se llevó un merecido Oscar en 2003, porque su universal historia no envejece y la vamos viendo de forma diferente a medida que crecemos. Es una película que ha crecido con nosotros. Nos emocionamos cuando "Chihiro" finalmente puede llorar tras todos los extraordinarios eventos que vivió y entendemos por qué no mira hacia atrás al salir del fantástico mundo.

Todos hemos vivido el mismo viaje. Hemos sobrevivido a las crisis, hemos logrado evitar el peligro y seguimos adelante. La habilidad de sobrevivir en el mundo real, como "Chihiro" al salir del túnel y subirse al auto con sus padres.

Todos tenemos las capacidades para hacer frente a la realidad, aunque nos sintamos frágiles e indefensos. Cuando nos encontramos a nosotros mismos, podremos salir de ese túnel. Miyazaki lo quiso expresar con el viaje de esta joven de piernas delgadas y rostro malhumorado, cuya extraordinaria inteligencia y forma de pensar sale a la luz en este mundo de fantasía.

Tener la oportunidad de experimentar este viaje en una gran pantalla es una oportunidad única. No la dejen pasar. Se arrepentirán si lo hacen.

El ciclo "Ghibli Fest" continúa, con "El Viaje de Chihiro" desde el 1 de diciembre en las salas de la cadena Cinemark a nivel nacional.

Le seguirá "El Castillo Ambulante" desde el 12 de enero. El detalle en nuestra nota.

[Lea también] "Nahuel y el libro mágico", una "experiencia única" que siempre fue pensada para la gran pantalla