
[Reseña] Silent Hill f: el horror florece en Japón
Lo jugamos y así nos fue.
Silent Hill F no es solo el regreso de una franquicia icónica, es una reescritura completa del terror psicológico desde una óptica japonesa que se siente tan grotesca como poética y nosotros, gracias a KONAMI, hemos tenido la posibilidad de probar por casi dos semanas antes de su estreno mundial pactado para este 25 de septiembre en PlayStation 5, PC y Xbox Series X/S.
Después de más de una década sin una entrega principal, Konami se atreve a mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado, y lo hace con un equipo que parece sacado de un sueño con Akira Yamaoka que vuelve a ponerle sonido a la pesadilla, Ryukishi07 (sí, el de Higurashi) que firma el guion y el artista kera se encarga de los diseños más perturbadores que ha visto la saga en años.
La historia se sitúa en un Japón rural de los años 60, donde el horror se manifiesta en forma de una infección floral que consume cuerpos y mentes todo en una metáfora brutal sobre el trauma, la represión y la belleza que se pudre, con una narrativa bien intensa, con múltiples finales que invitan a rejugar y reinterpretar cada decisión.
El sistema de combate, aunque no es el foco principal, sorprende por su pulido y por cómo se integra con la atmósfera en la que no se trata solo de disparar, sino de sobrevivir con inteligencia y desesperación. La duración ronda las 12 a 13 horas por partida, pero con los finales alternativos y los secretos escondidos, se siente como un viaje mucho más largo.
Visualmente, Silent Hill F es una carta de amor al horror japonés donde los escenarios están cargados de simbolismo y los enemigos parecen salidos de un museo de pesadillas, mientras la dirección artística logra que cada rincón se sienta vivo… o moribundo. Y la música, como era de esperarse, acompaña con precisión elevando cada momento de tensión con una mezcla de ambientación y distorsión emocional que solo Yamaoka sabe manejar.
Ojo que este Silent Hill F no solo marca el regreso de una franquicia que parecía enterrada en el limbo de los remakes y spin-offs, sino que lo hace con una propuesta radicalmente distinta y el cambio de escenario a un Japón rural de los años 60 redefine el ritmo, el tipo de horror y la forma en que el jugador se relaciona con el entorno, por lo que no solo es estético.
Aquí no hay niebla industrial ni calles desiertas, sino bosques que respiran, casas que esconden secretos en sus cimientos y una infección floral que convierte lo bello en grotesco. Es una apuesta narrativa que se siente más cercana al horror literario que al jump scare fácil, que lamentablemente es lo que ha dominado en los videojuegos de terror los últimos años.
El juego no se limita a asustar ya que incomoda, perturba y deja una sensación de desasosiego que persiste incluso después de apagar la consola, por lo que Silent Hill F no es para todos y fíjense que eso está bien. Es una entrega que se atreve a mutar, a florecer en lo grotesco y a redefinir lo que puede ser el horror interactivo. La versión estándar se puede reservar por un precio de 69.99 dólares en PlayStation y $49.990 en Xbox.
Lo bueno:
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Narrativa profunda y perturbadora, con múltiples finales que invitan a la relectura.
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Enemigos y escenarios que se quedan en la retina.
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Banda sonora de Akira Yamaoka.
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Ambientación japonesa que refresca la fórmula clásica de la saga.
Lo malo:
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Duración algo breve.
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Sistema de combate limitado frente a otros survival horror modernos.
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Algunas decisiones narrativas difíciles de entender en la primera partida.
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Poca interacción con NPCs.