
[Reseña] Sonic Racing: CrossWorlds – A dominar el caos dimensional
Jugamos al último título del erizo y así nos fue.
Durante las últimas semanas hemos estado jugando bastante a Sonic Racing: Crossworlds, el regreso de esta saga de carreras de autos comandada por el erizo azul de SEGA y que reúne a bastantes de sus personajes para que tras el volante se destaquen como el mejor piloto del momento. Y fíjense que, sin duda, es la entrega más ambiciosa de Sonic en el terreno de las carreras.
Sí, porque el título rompe con la linealidad clásica del género y lo hace con una mecánica que transforma cada carrera en un caos controlado gracias a los Travel Rings que son los portales interdimensionales que puede llevar la carrera al aire, al agua, al espacio o a terrenos completamente nuevos. Y quien lo elije es el que va liderando la contienda.
Por esto es que antes de comenzar a correr la elección del vehículo se vuelve una decisión técnica que define tu rendimiento en la pista, ya que cada tipo de terreno exige una configuración distinta y los autos se transforman dinámicamente según el entorno, teniendo que, por ejemplo, dominar acrobacias en caso que toque volar o afinar los derrapes en agua que permitirán saltar para marcar la diferencia.
Toda esta exigencia técnica eleva el nivel competitivo y obliga al jugador a pensar como un profesional, adaptando su estilo a cada carrera y, de paso, demuestra que Sonic Racing: Crossworlds no es el típico videojuego copia de Mario Kart que permite elegir personajes reconocidos del mundo gamer. Y, por otra parte, lo hace menos familiar o infantil (si se quiere) que lo que entrega Nintendo y eso también se hace muy bueno.
Visualmente, Crossworlds es un espectáculo con pistas cargadas de detalles, efectos de partículas, iluminación dinámica y transiciones fluidas entre dimensiones. Y aunque algunas etapas pueden sentirse segmentadas o menos memorables por la constante transformación, el conjunto logra transmitir una sensación de adrenalina constante. Lo probamos en Xbox Series X y todo fluye con velocidades de carga muy cortas y ningún momento de lag.
Las carreras son frenéticas, explosivas y, en muchos casos, impredecibles, lo que lo hace altamente entretenido. Además, el sistema de objetos es variado y agresivo, con herramientas que van desde sierras que parten autos en dos hasta tornados que se activan al derrapar.
Esto, sumado a la posibilidad de personalizar el vehículo con gadgets desbloqueables, genera una curva de progresión que invita a seguir compitiendo. Sin embargo, esa misma intensidad puede volverse repetitiva y la falta de un modo historia o narrativa más profunda hace que, tras varias horas, el juego dependa exclusivamente de su jugabilidad para mantener el interés. Y cuando eso pase, la recomendación es subir el nivel de dificultad e intentar cruzar primero la meta, porque seguro les costará bastante.
Sonic Racing: Crossworlds ya está disponible en PlayStation 5, PC, Nintendo Switch, PlayStation 4, Xbox One y Xbox Series X/S, que es la versión que probamos y que tiene un precio de $55.900
Lo bueno:
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Mecánica de cambio de etapas que transforma cada carrera.
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Exigencia técnica al elegir y adaptar vehículos.
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Diseño gráfico y musical sobresaliente.
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Carreras frenéticas y altamente competitivas.
Lo malo:
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Puede volverse repetitivo tras muchas partidas.
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Algunas pistas pierden identidad por su estructura segmentada.
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Falta de modo historia o narrativa.